miércoles, 21 de septiembre de 2011

Reapertura del blog

Después de pelear con google durante dos días, por culpa de la desaparición de la anterior cuenta. re-inauguro el blog con una idea vieja con nuevos pantalones. O en calzoncillos, pero desde luego nuevos. En la Biblia (sí, leo esas cosas sin que me quemen las manos) se cuenta la parábola del "buen samaritano". Una historia ciertamente llenísima de información valiosa acerca de cómo somos igual de listos hoy en día de lo que creemos que eran en su época. Bien podríamos haberlo llamado "el buen talibán" en estos momentos.
Para los que no lo sepáis, narra las peripecias de un hombre que, atacado por unos indeseables (de "raza" sin especificar, así que sospechamos que serían de la suya propia, como pasa ahora en las noticias) es ayudado por un samaritano, una etnia que era conocida por su bien demostrada (al menos según los criterios de la época, que no son muy distintos de los de hoy) afición a atacar y robar a los pacíficos ciudadanos. El samaritano es un ejemplo de cómo años de marginación pueden convertir a una persona común y corriente de un grupo cultural inadecuado en todo un héroe, mientras una persona exactamente igual de anodina del grupo cultural adecuado sería un buen ciudadano por definición.
Así que aquí estamos. Y como no quiero que se me enjaule en ninguna de las clasificaciones humanas, biológicas, etológicas o hasta botánicas, si nos ponemos, me haré llamar el Buen Lokaritano. Porque los lokaritanos, como todo el mundo sabe, y si no lo sabéis es porque aún no conocéis a ninguno, (y si no lo conocéis no es porque no exista, sino porque los muy cabrones son unos zorros rastreros que saben esconderse bien, ¿verdad?) somos unos impresentables. Pero yo soy el buen lokaritano. Es decir, el que es exactamente igual que tú pero parece mejor persona porque llevas años pensando que no lo es. 
Bienvenidos al blog. Tomad asiento y aliento.

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